Editorial Universidad de Concepción

Materia: Ciencias Sociales
Formato: 23,5 x 15,5 cm
Páginas: 358 páginas
ISBN: 978-956-227-415-0
Fecha de edición: 2017

Violeta Parra en Concepción y la frontera del Biobío: 1957-1960

DESCRIPCIÓN

Violeta Parra Sandoval arribó a Concepción en mayo de 1957 a dar un recital. Ella iba camino a Lautaro, a “arrucarse”, porque su objetivo eran los cantos mapuches, sin embargo accedió a realizar una presentación en el salón de honor de la Universidad de Concepción. Su actuación, que incluyó música europea además de la recopilación del folklore criollo y de sus composiciones originales, impactó el ambiente penquista, y surgieron voces que pidieron su contratación por la universidad local. Luego ella retornaría en el mes de agosto, traída por la Dirección de Extensión de la UdeC, a dar un nuevo concierto, en esta ocasión en el Teatro de la Universidad, orientado a los estudiantes primarios y secundarios. En ese entonces seguro ya se estaba fraguando su contratación, que se concretaría a instancias del poeta Gonzalo Rojas y del Rector David Stitchkin, a partir de la primavera de ese año.

Desde noviembre de 1957 hasta julio de 1958, Violeta Parra realizaría una fecunda labor al alero de la UdeC. Destaca la creación del Museo de Arte Folklórico, estrechamente relacionado con la recopilación del folklore en las localidades y entorno rural de la frontera del Biobío. Al norte de ese río, Violeta se asombró con el notable acervo de Hualqui, aunque, a mediados de enero de 1958, había recorrido más de ochocientos kilómetros de territorio, debiendo aprender a andar a caballo para lograr su objetivo de registrar canciones populares, aires folklóricos, tonadas y una gran cantidad de cuecas. Igualmente fue sobresaliente la difusión del folklore que realizó en el marco de la IV Escuela de Verano, en la que ofreció diversos recitales además de un exitoso curso de cueca, que cerró con varias presentaciones.

También es un momento de creación importante, siendo el contexto de la rica sociabilidad de la Escuela de Bellas Artes, ubicada en una casona en la intersección de las calles Víctor Lamas con Caupolicán, su principal espacio de inspiración. Se puede sintetizar ese proceso como el tránsito de las Anticuecas a “El gavilán”. De fondo siguió escribiendo sus décimas y exploró las centésimas. Además debió explorar o pensar en las posibilidades de creación desde la plástica. En 1960 retornará a participar de las VI Escuelas de Verano de la Universidad de Concepción, momento en que Mario Céspedes, director de la Radio de la universidad penquista, le realizará una entrevista memorable.

Este libro es una invitación a profundizar en esa historia, que es, sin lugar a dudas, un capítulo hasta ahora poco conocido de la historia cultural chilena.

 

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